¡Perdiendo también se gana!

Por lo general y cotidiano en la vida cuando perdemos algo, bien sea material, sentimental y hasta familiar sentimos y pensamos que lo hemos perdido todo; experimentando tristeza, decepción y hasta depresión; muchas veces  al pasar el tiempo nos damos cuenta que por muy doloroso que haya resultado esa pérdida no todo es negativo, y comenzamos a tener otra percepción de la situación.

Lo más doloroso que un ser humano puede perder es un familiar;  sea en cualquier circunstancia; sin embargo en el nivel más alto se puede destacar que el  más fuerte  es cuando pierdes a tu mamá, papá  o un  hijo. Cuando perdemos uno de estos componentes de nuestro núcleo familiar directo;  sentimos que se ha ido un pedazo muy extenso de nosotros y más cuando las mismas son inesperadas. Tanto así que en las primeras de cambio sentimos y pensamos que en un lapso muy corto nos iremos con ese ser, ya que pensamos que no podemos vivir sin ellos.

A medida que los días pasan vamos encontrando un poco de paz, tranquilidad y aceptación que ese ser tan maravilloso ya no estará más en el plano terrenal contigo, pero resulta que ahora estará desde el cielo al lado de Dios Padre,  intercediendo por ti y los tuyos, es decir se ha convertido en tu ángel de la guardia.

Y cuando menos esperas ese ángel estará por medio de papá Dios enviando bendiciones, las cuales en muchos casos no entendemos con total claridad pero nos sorprende como si algo del otro mundo llegará a visitarnos de vez en cuando . Así que  hemos perdido un ser querido pero hemos ganado un ángel para siempre.

Cuando nos hacen mover de nuestro confort por cualquier motivo,  se nos viene a la mente ¡y ahora qué hago!, ¡estoy derrotado!, ¡no tengo nada!, y si esta situación te sucede cuando estás sin empleo, con una familia y un niño recién nacido, por quien tienes que velar, cuidar y proteger;  así como proveerles el alimento diario, es cuando nos damos cuenta que en la vida todo tiene un propósito.

Cuando suceden todos estos acontecimientos, luego de cierto tiempo realizamos una mirada hacia el retrovisor y puedes observar que no te moriste, que tu núcleo familiar más cercano sigue contigo completo, sano y que has podido proveer de un techo aceptable y alimento digno puedes perdiendo se gana, perdiste un confort que tuviste por un gran cúmulo de años, pero ganaste independencia, saber que puedes solucionar, así como también que puedes con las responsabilidades que implica tener una familia, pero lo más importante que ganaste es  saber con quién puedes contar cuando estuviste en tus malos ratos; es decir también ganamos personas que desinteresadamente me apoyaron y dieron su mano para ayudar a levantarte y sin esperar nada a cambio.

Escrito por Luis Eduardo Molero 
@moleromarquez 
Para: Todo aquel que se arriesgue a ganar o a perder.

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