Hacer ejercicio todos los días es más importante de lo que crees. Lo que pasa es que el ejercicio no es solo para tener un cuerpo musculoso, marcado y fuerte, sino que también es bueno para tu cerebro, para tus huesos, para tu salud mental, y es uno de los factores clave de la longevidad.
Es como dicen los expertos, no te dejas de mover porque te haces viejo, te haces viejo porque te dejas de mover. Esto significa que, cuando dejas de hacer ejercicio y de llevar una vida activa, tanto tu mente como tu cuerpo sufren las consecuencias, y no solo te vas a quedar sin fuerza, flexibilidad o resistencia, también te vas a deteriorar más rápido y tu proceso de envejecimiento va a ser más acelerado.
La ciencia dice que hay que hacer por lo menos 30 minutos de ejercicio al día, pero no dice que tenga que ser un tipo en específico (aunque sí se recomienda que incluyas pesas, ejercicio aeróbicos y de resistencia regularmente), lo que importa es que te muevas, que lo hagas diario y que encuentres la manera de volverte disciplinado, para que hacer ejercicio se convierta en un hábito.
La buena noticia es que hay algunos trucos muy simples que pueden llevarte a dejar de ser sedentario o esa persona que siempre encuentra una excusa, y convertirte en parte del club de los que se ejercitan todos los días (o al menos cumplen de lunes a viernes).
Los trucos que te ayudarán a hacer ejercicio todos los días (sin fallas)
Empieza el día con ejercicio
Hacer ejercicio por la mañana tiene muchos beneficios, como que te da energía, te ayuda a tener claridad mental, a tomar un poco de sol para cubrir tu dosis de vitamina D y a mejorar tu concentración y productividad, pero también ayuda a que pongas menos excusas, porque el ejercicio es lo primero que haces y así ya no interfiere con el resto de tus actividade
Es buena idea poner una alarma y sacar tu ropa de ejercicio la noche anterior, así vas a estar bien preparado para empezar el día con una sesión de actividad, ya sea con una caminata, con la bici, jugando tenis o nadando.
Busca un compañero
La ventaja de tener un compañero de ejercicio es que tienes a alguien que te puede motivar cuando no quieres hacer nada, además de que ayuda a que te sientas más comprometido con la rutina, y a que tengas el elemento extra de la socialización, que es muy bueno para tu salud mental y para proteger al cerebro del deterioro. Además, hacer ejercicio acompañado es mucho más divertido y puede hacer que te den más ganas de no faltar a tus entrenamientos, incluso te puede dar un poco de competencia sana.
Toma fotos y registra tu progreso
Muchas personas renuncian al ejercicio porque creen que no ven resultados y que todo su esfuerzo no vale la pena, pero es posible que estés teniendo resultados sin darte cuenta, ya que esto es un proceso que toma tiempo, y eso quiere decir que no te vas a despertar lleno de músculo de la noche a la mañana.
Ver un progreso es muy motivador, así que puedes hacer cosas como tomar fotos, estar atento a la forma en la que te queda la ropa e incluso medir tus músculos para ver cómo van creciendo con el tiempo. También es buena idea tener un plan claro, así puedes elegir correctamente los ejercicios que vas a hacer y aumentar tus posibilidades de llegar a la meta.
Divide en sesiones más pequeñas
La idea de hacer 2 horas de ejercicio seguidas puede ser aterradora, abrumadora y estresante, además de que son muy pocas las personas que tienen tanto tiempo para invertir en el gimnasio.
La buena noticia es que la ciencia ha encontrado que las rutinas más cortas, pero de alta intensidad, pueden brindarte muchos beneficios, incluso más que las sesiones largas, así que puedes alternar entre días con entrenamientos largos (para cuando tengas mucho tiempo y ganas) y días con sesiones más cortas y fáciles de manejar. Incluso puedes dividir tus sesiones en dos al día, empezando, por ejemplo, con un poco de cardio en la mañana, y una sesión de pesas por la tarde.
Realiza una inversión
Esto es pura psicología. Hay menos posibilidades de que renuncies al ejercicio si hay dinero de por medio, ya sea porque pagaste para asistir a una clase, compraste unos tenis y equipo nuevo, o contrataste a un entrenador.
No es garantía, por no querer perder tu dinero también puede aumentar la motivación de hacer ejercicio (solo asegúrate de invertirlo en cosas realistas o posibles, ya que pagar una membresía a un gimnasio que queda a 2 horas de tu casa no va a evitar que no quieras ir porque hay mucho tráfico).