Tanto el consumo excesivo de dulces como la posible adulteración de algunos productos pueden provocar efectos adversos en los niños y niñas, desde hiperactividad hasta alteraciones del sueño. Acá le ofrecemos algunas recomendaciones.
El 31 de octubre se celebra Halloween, una de las fechas más esperadas por niños y niñas, quienes disfrutan disfrazarse de sus personajes favoritos y recibir dulces. Sin embargo, el Hospital Infantil Universitario de San José advirtió, en un comunicado, sobre los riesgos que puede representar el consumo excesivo de golosinas.
De acuerdo con la entidad, “tanto el consumo excesivo de dulces como la posible adulteración de algunos productos pueden provocar efectos adversos en los niños y niñas”. Por eso, invitan a los padres a tomar medidas preventivas para evitar riesgos en la salud de los menores de edad.
Olga Melo, especialista en toxicología clínica del Hospital Infantil Universitario de San José, explica que cuando los niños y niñas ingieren grandes cantidades de azúcar en poco tiempo, el organismo experimenta un aumento brusco de glucosa que desencadena una liberación masiva de insulina.
Entonces, añade, “puede generar inicialmente euforia y energía, pero luego aparece irritabilidad, cansancio y, en algunos casos, pérdida de conciencia. También pueden presentarse malestares digestivos como náuseas, vómito o dolor abdominal”.
Otra de las consecuencias del exceso de azúcar es la estimulación del sistema nervioso, lo que provoca que los niños y niñas estén más activos, inquietos y con dificultad para dormir. Algunos productos, como los que contienen chocolate oscuro, incluso pueden incluir cafeína e interferir con el sueño.
En los casos de dulces adulterados con sustancias nocivas, el riesgo es aún mayor. Melo advierte que los síntomas pueden ser más graves, como vómito persistente, diarrea, convulsiones, alteraciones en el comportamiento o somnolencia extrema. Por eso, recomienda “revisar siempre el empaque, las etiquetas y evitar productos de origen desconocido”.
Hace un año, según el Boletín Epidemiológico del INS (Instituto Nacional de Salud), se reportó un aumento de cerca del 30 % en las atenciones pediátricas por intoxicaciones en población infantil.
Entre las recomendaciones del hospital para evitar este tipo de situaciones están la supervisión permanente de los padres, evitar el consumo de productos sin etiqueta clara o sin empaque original, y desconfiar de dulces caseros o de procedencia dudosa.
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“Aunque los dulces industrializados cumplen con regulaciones, algunos casos recientes de adulteración han revelado la presencia de sustancias como THC, exceso de cafeína, alcohol, metales pesados como plomo y colorantes no aprobados, que representan un peligro real para la vida de los niños y niñas”, advierte la entidad.
El hospital también compartió una lista de señales de alerta que pueden indicar un problema en la salud de los menores, entre ellas están las náuseas recurrentes, dificultad para respirar, convulsiones, somnolencia extrema o agitación inusual, pupilas dilatadas o contraídas, y pérdida de coordinación o fuerza.
Si los niños y niñas presentan alguno de estos síntomas, la recomendación es acudir de inmediato a un servicio de salud o consultar al pediatra. “Más allá de Halloween, los especialistas recuerdan que el consumo frecuente y sin control de dulces está asociado con obesidad infantil, caries dental, resistencia a la insulina y mayor riesgo de diabetes tipo 2”, concluye la entidad.

